Durante los últimos dos meses escuchamos distintas voces que anhelan fervientemente sumar sus dones musicales para gloria de Dios y para las almas. Mariano Durán es uno de los doce que conforman la comunidad de Enviados, el reality de música católica producido por Aguas Claras Misión. En este artículo te contamos acerca de su vida, su trayectoria en la música y su servicio.
Mariano tiene 37 años, vive junto con su esposa y sus dos hijos en la ciudad de San Rafael de la provincia de Mendoza, ubicada al oeste de Argentina. Estudió el profesorado de música y trabaja en la Pastoral de las Comunicaciones del obispado de San Rafael. Además, está a cargo de los cantos en la misa de la televisión de su diócesis.
La música: un don latente
Si bien en su adolescencia Mariano comenzó a estudiar guitarra, no fue hasta su temprana juventud que descubrió su gusto por la música. “Muchos de los cantantes tienen videos de chiquitos muchas veces con cinco años ya cantando. Bueno, en mi caso no hay nada de eso”, nos cuenta, “yo lo fui descubriendo más de grande, en la adolescencia fui descubriendo que tenía las condiciones”.
Al salir de la escuela, Mariano comenzó a estudiar el profesorado de historia, pero enseguida se dio cuenta de que no era el camino que quería para su vida. Fue en ese momento que empezó a descubrir su gusto por la música, que iba más allá de una pasión. Se anotó entonces en el pofesorado de música, y al recibir educación técnica vocal comenzó a pulir este talento que Dios le había regalado y a participar de varios coros, entre ellos en el del colegio de los hermanos maristas.
Poco a poco Dios lo fue atrayendo al servicio musical. Según Mariano, “desde la necesidad”, ya que simutáneamente en algunas misas necesitaron personas que sirvieran en el coro. “El primer deseo era dar un paso atrás y salir corriendo y no, que venga otro o bueno, que la misa sea sin música, si no pasa nada”, se ríe, pero reconoce que tenía que salir de la zona de confort.
Mariano cuenta que muchas veces sintió que le faltaban herramientas, pero que el Señor le confirmó una y otra vez que sólo necesitaba de su sí: “Yo siempre digo con mi esposa, que uno tiene que poner sus cinco panes y dos peces, que es lo que uno tiene, y el Señor hace milagros. Y eso, te puedo asegurar, que a lo largo de tantos años de servicio, siempre ha sido así, es uno darse simplemente y el Señor es el que hace milagros”.
Hace cuatro años, comenzaron junto con su esposa a hacer una Hora Santa en su parroquia. Hoy en día, esa adoración al Santísimo llega a todo el país a través de Radio María. Así de inesperadas son las cosas de Dios, y lo mismo cree Mariano respecto de su carrera en la música católica. “Realmente es un dejarme llevar por lo que el Señor quiera, como una hojita al viento, a donde el Espiritu Santo sople. Si se da, buenísimo”.
Enviados: otro soplo del Espíritu
Mariano jamás se imaginó que iba a quedar entre los doce Enviados. Animado por su esposa e impulsado por el anhelo de querer apoyar la iniciativa de un reality de música católica, subió su video, sin expectativas de ser elegido. “Me parecía tan importante la iniciativa… Acá en Argentina siento que todavía falta mucho en música católica”. Aunque reconoce que hay muchos músicos católicos argentinos, expresa la necesidad de seguir impulsando este sector en el país.
Como integrante de la fraternidad de Athenas, Mariano cantó el tema Hasta la locura, de Pablo Martínez, interpretación que le valió la elección de los artistas servidores. “Es el Señor el que primero me ama hasta la locura a mí. Hasta la locura de entregarse en la cruz, entonces desde ahí me enfocaba yo a la hora de interpretar la canción, a la hora de cantarla”.
Esta canción sin dudas refleja su experiencia en el reality y en la vida de servicio al Señor “estoy seguro de que Pablo jamás imaginó que su canción iba a ser lo que es hoy, a dónde iba a llegar”.
La música y la fe: servir a Dios con el don musical
Para Mariano, la música es una forma muy particular de vivir la fe, porque llega hasta lo más profundo del ser humano. “Creo que la música tiene ese poder y eso hace que uno también tenga que ser muy responsable con el uso, y más esto de la música de Dios. De tratar siempre de hacerlo con excelencia y humildad, sabiendo que uno con la música va a ir a tocar cosas sensibles de las personas”, nos explica, “heridas, situaciones, historias; siempre trato de vivirlo con esa responsabilidad. Por un lado, sabiendo que Dios a través de la música puede sanar, restaurar, transformar, etc. Y por otro lado sabiendo que no se trata solamente de un cantar, sino primero de vivir lo que canto“.