El pasado 9 de Mayo el sacerdote chileno jesuita Cristóbal Fones realizó el lanzamiento del sencillo “La Herida” a través de todas las plataformas digitales, el cual cuenta ya con casi 27 mil visualizaciones en YouTube.
La canción que pone música al texto escrito por José María Rodríguez Olaizola, también sacerdote jesuita, recoge la experiencia vital de Íñigo de Loyola, conocido hoy por nosotros como San Ignacio de Loyola. El próximo 20 de Mayo se dará inicio al año Ignaciano en el cumplimiento de los 500 años de la batalla en Pamplona, España. Alli, una bala de cañón atravesó la pierna de Ignacio dejando una grave herida física y emocional frente a la derrota; el periodo de convalecencia le permitió acercarse a los libros y haciendo un registro de su interior reconocer la alegría inmensa y perdurable que sentía al leer la vida de Cristo y de los santos, lo cual lo impulsó y animó de tal modo a buscar la santidad que ya celebramos 400 años de su canonización y seguimos recibiendo como familia eclesial los frutos de su camino y su entrega.
Pensar en 5 siglos atrás parece muy lejano, sin embargo, esta experiencia de San Ignacio no deja de ser actual, relata la realidad a la que nos enfrentamos continuamente reconociendo nuestra humanidad herida de tantas formas. Incluso podemos hacer memoria de aquellas palabras de nuestro Santo Padre en la homilía del 27 de Marzo del pasado año donde, refiriéndose a la pandemia que seguimos viviendo, nos decía: “Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados”. Parece casi respuesta la canción de Cristóbal la cual con suave y solemne melodía nos recuerda: “Somos fragilidad entusiasmada, soñadores que no se desesperan, nunca renunciaremos al mañana aunque en el hoy nos toque la tormenta”.
Una canción que nos invita a la oración reconociéndonos “hijos de un Dios enamorado”, sabiendonos “portadores de un fuego inextinguible”, y por lo tanto, asumiendo con amor y firmeza el anuncio de la Palabra que es luz y calidez para la humanidad, por lo cual aún “agrietados seguiremos caminando que tu Evangelio es ahora nuestra tierra”. Como nuestro amigo San Ignacio confiamos que nuestras heridas personales y comunitarias nos pondrán en camino de encuentro con Jesús y con hermanos hacia la sanación y la santidad. Desde AC PLAY te invitamos a estar atento a todas las novedades del arte católico, reconociendo junto al Pbro. Fones que “Al final de la vida llegaremos con la herida convertida en cicatriz”.